Cuenco de Los Millares

Reproducción del cuenco Calcolítico de Los Millares
(Santa Fe de Mondújar, Almería. Horizonte Millares, Revista d'Arqueología de Ponent, 1991). Fue hallada a finales del siglo XIX por Pedro Flores y formaba parte del ajuar de la tumba 15 (imágenes) de la necrópolis (poblado fortificado de Los Millares (Cámara Serrano), descubierto por Luis Siret). Datado hacia el 3000 a.C (5000 años).

Dado que la pieza está elaborada en arcilla y cocida en hoguera la coloración puede variar sustancialmente respecto a la fotografía, dando como resultado piezas con cocciones mayoritariamente reductoras (oscuras), oxidantes (rojizas) y alternantes en diferentes grados.

La pieza es un cuenco hemisférico de paredes finas modelado a mano, con borde ligeramente exvasado y con cuatro pequeñas protuberancias dispuestas regularmente en la base (a modo de patas -cuenco polípodo-, aunque no se apoya sobre ellas. Por cuestiones de comodidad en nuestra reproducción sí). El interior presenta un fondo convexo con una protuberancia central. Las paredes están decoradas (usando la técnica de incisión con punzón) con dos motivos “oculados” (con cejas e iris unidos, pupilas y un punto en su interior) entre los que se aprecian tres figuras zoomorfas, probablemente cérvidos esquematizados (con punteados formando dos triángulos opuestos), tres columnas con el interior punteado, tres tramos horizontales con las denominadas “ondulaciones peinadas”, y tres símbolos geométricos ondulados.

Además de esta pieza en la tumba se hallaron 30 individuos, un hacha de cobre, herramientas de sílex, ídolos falange y otros 36 recipientes cerámicos. Conviene señalar que, en la entrada se hallaron varios ídolos betilos (o piedras sagradas de pequeño tamaño y forma troncocónica). Estamos por tanto ante un contexto funerario donde el ajuar ha sido depositado junto a los muertos. Aunque parte de los objetos seguramente fueron usados en actividades cotidianas, existen otros cuyo carácter funcional queda en segundo plano, ya que precisamente su decoración (oculados, ciervos, soles, etc.) les imprime un valor simbólico (Pilar Pardo Mata, MAN, 2006).

En Los Millares existe una gran variedad de soportes materiales en los que ha quedado registrado un lenguaje simbólico cuyo significado exacto se nos escapa: cerámica, las grandes piedras de los sepulcros y piedras más pequeñas, ídolos falange, betilos e idolillos que reciben representaciones esquemáticas y antropomorfas (ojos, soles, triángulos invertidos, etc), se repiten de forma sistemática en buena parte de la arqueología del calcolítico (cerámica, ídolos placa, idolos en hueso (Museu de Valencia) antropomorfos, cilíndricos incluo idolos oculados pintados en abrigos), existiendo por tanto una cierta uniformidad conceptual (Zephyrus 1990). Estas figuraciones podrían representar a un dios o una diosa, el alma del muerto, un espíritu protector o cualquier otro ser que de alguna manera relacionase el mundo de los vivos con el de los muertos. La arquitectura funeraria y la decoración del período formaron parte de un lenguaje común, de un código gráfico asociado al entramado cultural del megalitismo europeo.

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