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Vidrio romano. Vaso decorado

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Reproducción vaso de vidrio decorado ( 8 x 7.5 cm)

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Vidrio romano. Vaso decorado

Reproducción vaso de vidrio decorado ( 8 x 7.5 cm)

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Reproducción de vaso decorado
Reproducción mediante la técnica de soplado sobre molde, de vaso de vidrio con decoración aplicada alternante de cabujones circulares y ovales de color azul (gotas de vidrio), procedente de la región Húngara de Panonia, donde fueron muy populares durante los siglos IV y V d.C. (Kata Devai 2016. p 261, fig 2, P7.2A).
Se trata de un modelo tardío que imita piezas ricas de metal con incrustaciones de piedras preciosas. Común en Oriente y Occidente, se presenta (1) alternando gotas gruesas o (2) con relieves inversos en el color del vidrio (un paralelo peninsular lo tenemos en Guarromán, Jaén, procedente de la colección Sánchez Garrigós, y sobre todo una pieza procedente de Chipre, actualmente en el Brittish Museum), (2) con una única hilera de gotas de tamaño similar, como el vasito del Museo Arqueológico de Barcelona o (3), una sola hilera con gotitas de diferente tamaño. En el Museo Arqueológico de Burgos se conserva una pieza similar procedente de la necrópolis tardorromana de Cabriana.
Para hallazgos similares en la península Ibérica, ver el artículo de M.J. Almagro en Lucentum XXIX, 2010.
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El vaso es una edición limitada y está elaborado siguiendo protocolos de arqueología experimental en vidrio soplado. Por este motivo, tanto el tamaño como la coloración y el envejecido, pueden variar sensiblemente en gamas del amarillo a tonos más blanquecinos.

Origen del vidrio
Todo parece indicar que las primeras producciones relativas al vidrio se remontan al tercer milenio a.C en Mesopotamia y Egipto bajo al forma de pequeñas cuentas y barritas. Hacia mediados del segundo milenio, y en ambas territorios, se documentan los primeros vasos, recipientes y demás objetos de vidrio obtenidos mediante diferentes técnicas como la cera perdida, el moldeo, los núcleos de arena o el tallado.
En el siglo Ia.C es cuando se desarrolla la técnica del soplado, probablemente en Siria y Egipto, y algo más tarde el soplado sobre molde (S Id.C), técnicas que permitirán producir grandes cantidades de objetos abaratando costes de producción. En poco tiempo, y gracias a las extensas redes comerciales de la época y a la expansión del imperio romano, el vidrio se convertirá en un elemento habitual de la civilización, con todo tipo de usos, desde láminas de vidrio para cerramiento de ventanas (RVP 2001), a menaje de vajilla, recipientes de uso funerario, almacenaje, adorno o piezas de juego. (E. Alonso Cereza UCM 2010).

¿De qué está hecho el vidrio?
El vidrio es un material transparente o translúcido no cristalino, duro y frágil, que se obtiene fundiendo una mezcla de sílice (supone el 75% de la mezcla, por lo que eran muy valoradas las que presentaban menos impurezas), fundente (sustancias que ayudan a disminuir la temperatura de fusión, principalmente la sosa, ya sea de origen mineral o vegetal. El fundente constituye el 20% de la mezcla), y cal en proporción del 5% (la cal aumenta la estabilidad química y mecánica del vidrio). Además se añadían otros elementos secundarios como el calcín (fragmentos de vidrio reutilizado), que aporta homogeneidad al producto final), oxidantes como el antimonio o el magnaneso para decolorar el color producido por las impurezas y colorantes a base de óxidos metálicos (E. Alonso Cereza, RAH 2005,176 y ss)